Priorizar la labor ideológico es requisito indispensable para el cumplimiento de la causa socialista



El Gran Dirigente Kim Jong Il publicó 19 de junio de 1995,la obra “Priorizar la labor ideológica es requisito indispensable para el cumplimiento de la causa socialista” y presenta abajo el pimer parte de 3 sistemas de su obra dicha.

El movimiento socialista mundial, aunque sigue sufriendo vicisitudes a causa de la frustración del socialismo en varios países, está entrando paulatinamente en el camino de resurgimiento a la luz de las lecciones que ha sacado de la dolorosa historia de ayer. Partiendo de la horrible realidad de esos países son cada vez más amplias las masas populares del mundo que adquieren conciencia de que sólo en el socialismo pueden forjar sus destinos, y aspiran y simpatizan con él. Esto es una prueba de que sigue viviendo en el corazón de los pueblos y que éstos van tomando conciencia ideológica.
La más seria lección que ha dado ese derrumbe es que la alteración del socialismo empieza por la degradación ideológica, y si se desintegra el frente ideológico, ocurre lo mismo con los otros frentes, y finalmente todo se arruina.
Para defender el socialismo y llevarlo al triunfo, es ineludible intensificar la labor ideológica. Sólo cuando se pertrecha de modo firme a las masas pupulares con las ideas socialistas y se consolida la posición ideológica, es posible afianzarlo, desarrollarlo y protegerlo inconmoviblemente ante cualquier tempestad. Lo muestra a las claras la experiencia práctica de nuestra revolución.
Es verdad, ya comprobada por la historia, que el socialismo triunfa si se presta atención primordial al factor ideológico, y se arruina en el caso contrario.
Despertar a las masas populares en ese plano e incorporarlas a la lucha por el socialismo es hoy un imperioso requerimiento para el desarrolo del movimiento socialista. Si ellas, que batallan por la independencia, se arman con la ideología socialista y poseen fe inconmovible en el socialismo, éste se encauzará infaliblemente por un nuevo camino, victorioso.

Priorizar esta labor es requisito indispensable para el cumplimiento de la causa socialista.
Para culminarla con éxito e ineludible prestar atención principal a este factor, anteponer la labor ideológica a las demás actividades.
Para el partido de la clase obrera que luvha por la causa de la independencia de las masas populares no hay otra tarea más importante que ésta. Por naturaleza, él es una organización política rectora que, tomando su ideología como arma, concientiza a las masas populares y las moviliza para la revolución y la construcción. La ideología es su única y más poderosa arma. Sólo prestando atención primordial al factor ideológico y anteponiendo la labor ideológica a todas las demás actividades, puede cumplir con su misión y cometido como organización política rectora destinada a conducir la causa de las masas populares por la independencia.
Al margen de la labor ideológica no puede surgir ni existir, ni tampoco desarrollarse el régimen socialista. El régimen capitalista explotador, que cambió la subyugación jerárquica por la del capital, creció en la placenta de la sociedad feudal; pero el socialista, un nuevo sistema radicalmente diferente a todos los regímenes explotadores, no puede crecer dentro de la sociedad capitalista. Lo hizo nacer la lucha de las masas populares concientizadas por las ideas socialistas que han surgido reflejando las exigencias clasistas de estas masas trabajadoras explotadas que balallaban contra la dominación de capital. Su consolidación y desarrollo se alcanzan también bajo la acción orientadora de estas ideas.
La sociedad cocialista se orienta por su ideología y progresa teniéndola como su principal fuerza motriz. Su característica esencial consiste en que, a diferencia de la capitalista, donde el dinero es omnipotente, se desarrolla a la fuerza ideológica, en función de las actividades conscientes de las personas pertrechadas con la ideología socialista. La consolidación y desarrollo del socialismo y su destino dependen de cómo se realiza la labor ideoológica y de cómo se prepara ideológicamente a las personas. En la sociedad socialista, sólo cuando se prioriza y profundiza de modo ininterrumpido la labor ideológica, es posible asegurar su unidad político-ideológica, fortalecer y desarrollar las relaciones sociales de carácter socialista, basadas principalmente en la solidaridad y colaboración camaraderil, y realizar con éxito la construcción económica. Si tiene sólida posición ideológica, el socialismopuede poseer un poderió invencible en todas las esferas política, económica, cultural y militar. Menospreciar esta tarea en la construcción socialista significa descuidar lo esencial del socialismo, lo que inevitablemente conduce a su alteración y bancarrota.
La labor ideológica del partido de la clase obrera que lucha por el socialismo es una actividad ideológico-teórica orientada a profundizar y desarrollar la ideología socialista de acuerdo con las exigencias de la época y la revolución en progreso, y una obra educativa encaminada a armar con ella a las masas populares.
La ideología y teoría socialistas se conciben en el proceso del desarrollo de la lucha revolucionaria de la clase obrera sobre la base de las exigencias de la época y la generalización de las experiencias de la práctica revolucionaria, y sirven de marmas y guía para las masas populares que combaten por el socialismo. No son invariables las circunstancias y condiciones en que se libra la lucha revolucionaria, y la historia avanza y la realidad cambia y evoluciona incesantemente. Los cambios de la época y la realidad en desarrollo plantean muchos problemas que no se pueden resolver con las consabidas teorías sobre el socialismo. El partido de la clase obrera tiene que prestar profunda atención a la labor ideológico-teórica orientada a desarrollar la ideología socialista a tenor de los cambios de la época y de los procesos revolucionario y constructivo. Si no realiza correctamente esta tarea y, en consecuencia, causa la degeneración revisionista de la ideología socialista o su estancamiento dognático, el socialismo deja de tener la correcta guía rectora, e inevitablemente, sufre vicisitudes y fracasos.
En algunos países donde en el pasado se construía el socialismo, a causa de la tergiversación y de degeneración de la ideología socialista por los renegados de la revolución que ocupaban puestos directivos en el partido y el Estado, el socialismo se desorientó, y descarrilándose de su vía, entró en el camino de la restauración del capitalismo. Los reveses en la revolución y construcción socialista y el derrumbe del socialismo en algunos países son, al fin y al cabo, el resultado de la pobreza y degeneración de la ideologaí y teoría científica y revolucionaria.
A la vez que concebir correctas ideas y teorías directrices para la realización de la causa socialista, el partido de la clase obrera debe realizar con tino la educación de las masas populares en ellas.
Pertrecharlas sólidamente con la ideología socialista constituye la garantía decisiva para impulsar con energía el proceso revolucionario y el constructivo mediante el robustecimiento del sujeto de la sociedad socialista y la elevación de su papel. Sólo realizando exitosamente la labor de formación en esta ideología es poible despertar a las masas populares en el plano ideológico y aglutinarlas de modo sólido en lo organizativo, así como orientarlas a cumplir con su responsabilidad y papel como sujeto del socialismo y dueñas del Estado y la sociedad. Si luchan con alta conciencia ideológica y unidas sólidamente, pueden manifestar inagotable fuerza y sabiduría y alcanzar grandes logros en la transformación de la naturaleza y la sociedad. La incomparable superioridad y el invencible poderío del socialismo radican en que éste pone de pleno manifiesto la inagotable fuerza y sabiduría de las masas populares que son artífices de la historia, y esto es precisamente la superioridad y poderío de la ideología socialista, que a su vez se aseguran por la labor ideológica.
Los partidos de algunos países que construían el socialismo, interpretando de manera dognática la consabida teoría, no dirigieron merecida atención a la educación ideológica de las masas populares y se ocuparon exclusivamente de la edificación económica, lo que llevó ésta al estancamiento, y finalmente derrumbó el régimen socialista y restauró el capitalismo. Los oportunistas y los renegados del socialismo abandonaron la labor ideológica e introduieron en la sociedad socialista el método capitalista de mover a las personas a fuerza del dinero, con lo que fomentaron entre éstas el individualismo y el egoísmo, difundieron la idea burguesa sobre la omnipotencia del oro, y haciendo coro con la propaganda reaccionaria burguesa acerca de la “rentabilidad” y “ventaja” de la economía capitalista de mercado y preconizando la “diversificación de la propiedad” destruyeron por completo el sistema económico basado en la propiedad socialista. Es indiscutible que sus maniobras son antisocialistas y contrarrevolucionarias, porque, halagando al gusto de los imperialistas, tergiversan el socialismo, paralizan su superioridad, acarrean su derrumbe y abren el camino a la restauración del capitalismo. El proceso de desplome del socialismo en varios países ha dado la seria lección de que si en la sociedad socialista dejan de atenerse al factor idológico y abandonan la labor ideológica, la gente se enferma en lo ideológico, se altera y destruye todo lo que hay de socialista, y si se desmorona la posición ideológica del socialismo, no se puede defenderlo por muy grande que sea su poderío económico y militar. Además, esto demuestra cuán grande es el papel de las ideas y cuán importante es la labor ideológica en el cumplimiento de la causa socialista.
El requerimiento de que en la realización de la causa socialista se preste atención primordial al factor ideológico y se priorice la labor ideológica, se basa en la concepción jucheana del papel que tiene la conciencia ideológica en las actividades del hombre.
Por primera vez en la historia, la idea Juche ha dilucidado que el hombre es un ser social independiente y creador que con su fuerza transforma el mundo y forja su propio destino, y que la conciencia ideológica de independencia tiene un rol determinante en la forja del destino del hombre.
En las actividades del hombre intervienen diversos factores, y la cuestión de a cuál de ellos conceder la importancia decisiva cobra un enorme significado para la forja de su destino y el desarrollo de la sociedad.
En el pasado, se buscaba ese factor, principalmente, fuera del hombre. El criterio religioso o el idealista sostenía como su un misterioso ente sobrenatural determinara las actividades y el destino del hombre. Lo absurdo de este criterio ya fue demostrado por la ciencia. El criterio materialista lo buscó en las condiciones materiales objetivas.
Como el hombre es producto de la evolución del mundo material y vivie y actúa dentro del él, no puede menos que recibir en sus actividades la influencia de las condiciones materiales objetivas. Pero éstas no lo mueven directamente a actuar. Ejercen influencia a sus actividades sólo por medio de conciencia. El hombre, como ente social que, dotado de la conciencia, despliega actividades independientes y creadoras, no se limita a recibir la influencia de las condiciones objetivas, sino que incluso, las cambia por propia iniciativa y las aprovecha activamente.
Lo que desempeña el papel decisivo en las actividades del hombre es la conciencia ideológica. Esta, por reflejar sus exigencias e intereses, determina todas sus actividades y sirve de fuerza motriz que lo alienta a esforzarse por transformar el mundo. Por supuesto, en las actividades del hombre tienen un rol importante los conocimiento que reflejan la legitimidad del mundo objetivo. Sólo poseyendo conocimientos científicos el hombre puede transformar con éxito el mundo con el uso racional de su propia fuerza y de las condiciones objetivas, conforme a las leyes objetivas. Los conocimientos científicos y técnicos desempeñan cada vez mayor papel en el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. Sin embargo, es la conciencia ideológica lo que define el fin y la orientación de las actividades del hombre y las coordina y controla. De ella depende cómo el hombre utiliza los conocimientos y manifiesta en alto grado su capacidad creadora. Sólo quien posee una conciencia ideológica que lo alienta a servir a las masas populares puede consagrar su saber, técnica, inteligencia y talento a las obras para ellas.
La conciencia ideológica que refleja las exigencias congénitas del hombre como dueño y transformador del mundo, es de carácter independiente. Esta es la conciencia de ser dueño de su propio destino y la voluntad de forjarlo por sí solo. Sólo teniendo la conciencia ideológica de independencia el hombre puede transformar activamente el mundo y forjar magníficamente su destino.
La ideología socialista encumbra la etapa superior del desarrollo de la conciencia ideológica de independencia. Siendo reflejo de las exigencias de independencia y colectivismo del ser humano, deviene la más poderosa arma para la transformación de la naturaleza y la sociedad y para la forja del destino del hombre, así como sirve de base para la firme unidad y cohesión de la sociedad en un solo haz. La labor ideológica destinada a dotar con ella a las masas populares viene a ser el eslabón principal para exhibir las ventajas del socialismo, fortalecer su poderío y acelerar la revolución y la construcción.
La base material y económica de la ideología socialista la constituyen las relaciones económicas socialistas, que, establecidas principalmente sobre la base de la propiedad socialista, proporcionan a las masas populares las condiciones materiales para asimilar y afianzar sus ideas. Por eso su consolidación y desarrollo desempeña un importante rol en esta tarea. Con el establecimiento de régimen socialista desaparece la base social-económica que engendra ideas retrógradas, mas, por un determinado tiempo histórico quedan en pie el atraso ideológico, técnico y cultural, y los diversos vestigios relacionados con él que dejara la vieja sociedad, los cuales constituyen el caldo de cultivo que facilita que se implanten y crezcan los elementos ideológicos ajenos a lo socialista. Con miras a pertrechar sólidamente a todos los miembros de esa sociedad con la ideología socialista es preciso defender la propiedad socialista, afianzar y desarrollar sin descanso las relaciones económicas socialistas, y eliminar de modo paulatino las huellas de la vieja sociedad que perviven en éstas y en distintas esferas de la vida social.
Si en la sociedad socialista se fomentan los remanentes de la vieja sociedad, o se aplican métodos capitalistas en la administración económica, o, peor aún, se perjudica la propiedad socialista y se resucita la capitalista, ello dará pie a la creación de condiciones para la destrucción de la base material y económica de la ideología socialista y la proliferación del indvidualismo, egoísmo y las demás ideas burguesas.
Es inevitable que el sistema de tenencia privada engendre individualismo, y la propiedad capitalista y su economía de mercado sirvan de base para la aparición y divulgación de las ideas burguesas. La propiedad privada y la economía capitalista de mercado son incompatibles con el socialismo.
Aunque se haya establecido el régimen socialista con sólido cimiento material-económico, las personas no adquieren por sí solas las ideas socialistas.
Educarlas en estas ideas es una batalla entre lo nuevo y lo viejo, una labor de transformación ideológica para eliminar de su mente las ideas caducas y dotarlas con las socialistas.
Las ideas burguesas y las demás ideas viejas y reaccionarias se han originado, sin excepción, del individualismo. Este es el cimiento de todas las sociedades explotadoras y por él han estado permeados sus habitantes por miles y miles de años. Es una idea sumamente persistente y conservadora, arraigada profundamente en su conciencia, costumbre y vida. Aun en la sociedad socialista ésta y otras ideas retrógradas no desaparecen fácilmente, y en cuanto se crean oportunidades y condiciones, por mínimas que sean, pueden revivir y proliferar.
La ideología socialista en nueva, radicalmente distinta de dichas ideas. La tarea de pertrechar con ella a las personas, eliminando de su mente esas otras, implica una revolución llamada a producir un cambio esencial en su vida ideológica, y sólo puede llevarse a cabo mediante una educación y una lucha ideológicas consecuentes y dinámicas.
En la sociedad socialista, al margen de la lucha contra las ideas caducas que perviven en su seno y las burguesas y otras reaccionarias que penetran desde afuera, es imposible erradicar las que subsisten en la mente de las personas, y sin realizar con pujanza la educación en las ideas socialista, no se puede lograr la transformación ideológica. Los renegados del socialismo habían desistido de esa tarea y, bajo las consignas de “publicidad” y “pluralismo” crearon confusión ideolóica y abrieron las puertas de par en par a la cultura y las ideas burguesas y reaccionarias. Pronunciarse por la “publicidad” y el “pluralismo” en la sociedad socialista es, en fin de cuentas, una patraña contrarrevolucionaria encaminada a descomponerla desde adentro al suprimir las ideas socialistas e introducir las burguesas reaccionarias.
En tiempos pasados muchos partidos, al interpretar mecánicamente la tesis del concepto materialista de la historia de que las condiciones materiales y económicas de la sociedad determinan la conciencia social y si ellas cambian ésta se transforma, consideraron que la conciencia ideológica se cambiaría con la elevación de la vida material y cultural al acelerarse la construcción del socialismo después de haberse establecido este régimen, y por consecuencia no prestaron gran atención a la labor ideológica. Considerar que, al transformarse por vía socialista las condiciones materiales y económicas de la sociedad, seguidamente se haría socialista por sí sola también la conciencia ideológica, es una opinión errónea en desavenencia con la ideología socialista y la esencia y peculiaridad del proceso de la transformación ideológica socialista. Si bien la conciencia del hombre refleja la realidad objetiva, de él mismo, de su nivel de preparación, depende el cómo aceptarla. El hombre ve, oye, siente y asimila en la nedida de sus conocimientos. La conciencia ideológica que tiene y su cambio y desarrollo se determinan por su nivel de preparación, sus actividades y la influencia ideológica que recibe. Una persona, aunque procede de la clase propietaria, si se despierta ideológicamente y recibe mucha influencia revolucionaria, puede ser revolucionario y en contraste no todos los procedentes de la clase obrera llegan a poseer ideas revolucionarias. Dado que en la sociedad socialista subsisten ideas caducas y no se interrumpen la penetración y la influencia de las reaccionarias desde afuera, es patente que la educación y transformación de todos los miembros de la sociedad con las nuevas ideas socialistas no pueden efectuarse espontánea y fácilmente pese a que se ha establecido el régimen socialista y creado las condiciones materiales y económicas.
Aunque se le aseguren al pueblo todas las condiciones y se le ofrezcan beneficios para que disfrute de una vida independiente y creadora, si no se realiza con tacto la labor ideológica, es probable que las gentes lo consideren natural y no sientan lo valioso y bienhechor que es el sistema socialista. Además, a medida que desaparecen preocupaciones y al prolongarse la vida estable, puede decaer poco a poco el entusiasmo revolucionario y aflorar la tendencia de vivir en condiciones cómodas.
Entonces no lucharán con abnegación por el socialismo y, a la larga, engañados por la dolosa propaganda de los imperialistas y demás reaccionarios, se harán ilusiones hacia el capitalismo y terminarán por renegar del socialismo. Lo ha demostrado el proceso del derrumbe del socialismo en los países que desistieron de la labor ideológica y abrieron las puertas a la penetración ideológica y cultural del imperialismo.
La educación y la batalla ideológicas son el medio más eficiente para transformar a las personas con ideas socialistas. Nuestra experiencia demuestra que en la sociedad socialista, si se lleva a cabo con pujanza la labor ideológica para formar a las personas en esas ideas es posible educar y transformar por vía socialista a los distintos sectores del pueblo.
La causa socialista es causa histórica, que se cumple a través de varias generaciones, y causa de las masas populares por la independencia que se realiza en el fragor de enconada lucha contra el imperialismo y los demás reaccionarios. A medida que avanza hay que profundizar y desarrollar sin interrupción la labor ideológica, y cuanto más intensas se tornen las conjuras de los enemigos, tanto más fuertemente se debe impulsarla.
Priorizar la labor ideológica concediendo la atención primordial al factor ideológico es la clave para hacer avnzar la causa socialista hasta llevarla al triunfo.

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