Libertador
Presidente Kim Il Sung pronunciando discurso en el mitin de la ciudad de Pyongyang por el retorno triunfal a la patria Octubre del 34 (1945) de la Era Juche
En la primera mitad del siglo pasado Corea era colonia del imperialismo japonés (1905-1945), autor de crímenes como la masacre de más de un millón de personas, la movilización forzosa de unos 8 millones y 400 mil jóvenes y adultos a trabajos duros y de gran peligro, el secuestro de 200 mil mujeres para obligarles a brindar servicios sexuales a sus soldados, la expoliación de recursos naturales y bienes culturales, la imposición de que los coreanos no hablaran ni escribieran en su propio idioma y adoptaran nombres japoneses.
Fue el Presidente Kim Il Sung (1912-1994) quien liberó a la nación coreana.
En 1925 cuando era un niño de unos diez años abandonó la patria con la firme decisión de no volver a pisarla antes de lograr la emancipación, y en octubre del año siguiente organizó la Unión para Derrotar al Imperialismo, compuesta por revolucionarios coreanos de la nueva generación.
El nacimiento de esta agrupación, que tenía como tareas inmediatas aniquilar a los imperialistas japoneses y lograr la liberación e independencia de Corea, marcó un nuevo punto de partida para la lucha de liberación nacional.
En una conferencia de los revolucionarios coreanos efectuada en junio de 1930 en el noreste de China, Kim Il Sung pronunció el discurso histórico El camino a seguir por la revolución coreana, en la cual aclaró el principio de la idea Juche, reconocida hoy por la comunidad mundial como guía de la era de la independencia, y presentó la línea de la lucha armada antijaponesa basada en la idea Songun.
Su solemne declaración de que la causa de la liberación nacional jamás se puede lograr apoyándose en otros o recurriendo a métodos pacíficos sino solamente con su propia fuerza y mediante una lucha armada, devino un puntal ideológico y espiritual de los revolucionarios coreanos.
Gracias a él se fundó el 25 de abril de 1932 el Ejército Revolucionario Popular de Corea (antecedente del Ejército Popular de Corea), lo cual dio mayor impulso a la lucha de liberación del pueblo coreano.
Prestó profunda atención a convocar a toda nación a la guerra sagrada de liberación y unirla en una sola fuerza.
En mayo de 1936 creó la Asociación para la Restauración de la Patria, con lo cual logró aglutinar bajo una sola bandera a todos los que amaban a la patria, sin distinción de ideas, opiniones políticas, clases y creencias, y la lucha de liberación se convirtió en una gesta de toda la nación.
La Lucha Armada Antijaponesa en Corea fue un enfrentamiento a muerte con el poderoso ejército japonés que por aquel entonces se alió con la Alemania fascista con el objetivo de dominar al mundo.
Al lado del gran imperio nipón que era incomparablemente superior en lo numérico y técnico, la guerrilla coreana que no contaba con la retaguardia estatal ni con el apoyo de un ejército regular era, como alardeaban los japoneses de aquel tiempo, “un grano de mijo en el mar extenso”.
Con todas estas desventajas, el líder coreano supo conducir a la victoria la Lucha Armada Antijaponesa que duraría tres lustros.
Su original idea militar consistía en que al enemigo numérica, militar y técnicamente superior se le debía enfrentar con la superioridad de la política, ideología, estrategia y táctica.
Imbuidos de este pensamiento, los miembros del ERPC llegaron a convencerse de la justeza de su causa, poseer el indomable espíritu de lucha y profesar una inconmovible ideología y fe, así como se crearon acertadas estrategias y tácticas y muchos originales métodos de combate, adecuados para cada etapa de la Lucha Armada Antijaponesa.
Especial importancia histórica reviste la definición por el Líder de la guerra guerrillera como forma principal de la lucha de liberación de las naciones colonizadas.
Fue una acertada estrategia que posibilitaba tomar la iniciativa para derrotar con pocos efectivos al enemigo, aún sin la retaguardia estatal y la ayuda del ejército regular.
Igualmente extraordinarias fueron sus medidas para desplegar con iniciativa la lucha armada, entre ellas la combinación de las actividades de
grandes unidades con las de pequeñas unidades y la creación de zonas guerrilleras junto con las semiguerrilleras.
Bajo el mando de su genial General, que convertía la desgracia en dicha y la circunstancia adversa en la favorable, el ERPC asestó golpes contundentes a las tropas nipones en cada una de las batallas, hasta el punto de que se circularan entre coreanos y japoneses los mitos de que “el ERPC aparece y desaparece de forma misteriosa” y que “el General Kim Il Sung utiliza el método de acortar distancias”.
El pueblo coreano enalteció al General como Sol de la nación y libertador y se alzó resueltamente en la guerra antijaponesa dirigida por él, hasta que el 15 de agosto de 1945 logró su emancipación.
A partir de entonces se liberó del yugo de la esclavitud colonial, se hizo dueño de su propio destino y emprendió el amplio camino de la construcción de un Estado independiente y soberano.
Las hazañas del Presidente Kim Il Sung como libertador de la nación se recordarán de siglo a siglo por el pueblo coreano y otros progresistas del planeta.
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