Represión política, persecusión y violación a los derechos humanos a los ciudadanos coreanos residentes en Japón


La Asociación de los Juristas Democráticos de Corea envía el presente en relación con que en los últimos días, en Japón se están ocurriendo con severidad la represión política, persecusión y violación a los derechos humanos a los ciudadanos coreanos residentes en Japón.

El 28 de junio, las autoridades aduaneras de Japón escudriñaron uno por uno los equipajes de los estudiantes de la Escuela Superior Coreano Kobe de Chongryon (Asociación General de los Coreanos Residentes en Japón) que regresaban depués de la visita a su patria natal (República Popular Democrática de Corea) y recurrieron a la violencia de confiscar no solo los souvenires de sus familiares y parientes, sino también uniformes deportivos grabadas las letras “Corea” y la bandera de la RPD de Corea y hasta los artículos de uso diario.

Esta atrocidad no es más que el acto de violación a los derechos humanos que se perpetra bajo la política de Japón que se fomenta como la política estatal la hostilidad contra la RPD de Corea y la Chongryon y, es una escena lúgubre que puede ocurrir solo en la sociedad de “gobernación constitucional” de Japón, llena de extrema hostilidad y prejuicio a los coreanos residentes en Japón.

Estos actos graves sin precedentes de violación a los derechos humanos provocan fuerte indignación nacional del pueblo coreano.

La supresión de las autoridades japonesas a los coreanos en Japón es el intolerable acto criminal que viola ferozmente las leyes humanitarias internacionales y otras leyes internacionales relacionadas sobre la garantía de los derechos humanos reconocidas a escala internacional.

Esta opresión absolutamente injusta es el espasmo histérico de quienes están marginados de la corriente de la Península Coreana y la paz mundial y el imperdonable acto brutal y antiético que violó cruelmente los derechos humanos de los coreanos en Japón, el humanismo y la ley internacional.

Históricamente, los reaccionarios japonese tomaron la Asocaición General de Coreanos Residentes en Japón (Chongryon) como primer blanco de las maquinaciones de hostilidad a la RPDC y perpetraron innumerable barbariedades de artimaña y opresión. Pero, no hubo un caso tan infame como ahora.

De esta manera, se revelaron otra vez la atrocidad y la bajeza moral de Japón, que pisotea sin vacilación el básico humanismo y la ética para lograr su ambición criminal, y la faz verdadera del máximo violador de DDHH del mundo.

En la sesión del Consejo de DDHH de la ONU, convocada un día antes de que ocurriera el caso, la parte japonesa calificó de “infundada” la insistencia justa del representante de la RPDC que señaló que “los coreanos residentes en Japón son discriminados bajo la tolerancia del gobierno japonés”. Y disparateó que “no existe en su país ninguna institución legal que discrimine a los coreanos en Japón” e incluso dijo impúdicamente que “tiene voluntad de superar la desconfianza mutua”.

Esto revela la naturaleza verdadera de Japón que por delante, habla del “diálogo” y actúa como “país defensor de DDHH” y por detrás, recurre a la “sanción y presión” y comete todo tipo de crímenes antiéticos y de discriminación nacional.

Nunca podemos perdonar la violación fascista de reaccionarios japoneses que persiguen a los hijos de coreanos residentes en Japón, que son ciudadanos ultramarinos de la RPDC.

Los reaccionarios japoneses deben ver correctamente la indignación del pueblo coreano, pedir disculpas por sus actos violadores a DDHH y cesar de inmediato la injusta discriminación y la represión contra la Chongryon y los coreanos en Japón.

Nosotros depositamos la esperanza en que todos los pueblos progresistas de los países del mundo, quienes están haciendo esfuerzos activos por la garantía de la paz, los derechos humanos y a la existencia, presten atención a los actos de discriminación política y de represión de Japón y alcen la voz de solidaridad internacional contra estos actos de la autoridad japonesa.

Asociación de los Juristas Democráticos de Corea

5 de julio de 2018, Pyongyang

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